vol. 1 núm. 1 (2007): revista s

La preocupación por el concepto de representación obedece a una  búsqueda enfocada  a  conocer el carácter y  formas   de   las   representaciones discursivas que en la novela histórica se han hecho, acerca del personaje de Manuela Sáenz, objetivo que, como puede apreciarse, amerita indagar la mencionada noción.   Es a partir de claridad conceptual que podrán ubicarse y caracterizarse algunas de las representaciones de una mujer histórica que asistió y participó activamente  de   uno   de  los   momentos   más trascendentales  que   en   materia   política  y cultural vivió Hispanoamérica durante el siglo XIX. Eran épocas de emancipación colonial, tiempos de los que fue testigo este personaje que no deja de generar páginas de ficción y cuya existencia transcurrió mientras América se agitaba en el drama por construir unas nacionalidades definidas entre la nostalgia real y la rebelión independentista.

Uno de los más serios retos que enfrenta la historia como disciplina es el que le plantea el postmodernismo entendido como "un nihilismo teórico combinado con un conformismo práctico" que "rechaza las teorías realistas u objetivas mientras se fascina con los símbolos y los discursos. La realidad es vista como un texto con muchas mediaciones culturales y de poderes que hay que 'deconstruir' ante todo" (Archila, 1999:263).

La relación entre Literatura e Historia ha oscilado entre quienes ven esta interacción como "una forma legítima de explicación de los acontecimientos y procesos específicamente históricos" (Corcuera de Mancera, 2002: 341) y quienes la atacan, debido a que "la Literatura no  puede esclarecer en nada el mundo real" (Corcuera de Mancera, 2002: 341).  A pesar de lo anterior,   este  escrito  se  desarrolla  a partir del reconocimiento de la idea de Basalto Ramírez según la cual, entre "la Historia y la Literatura existe un nexo inseparable  desde el momento mismo en que ambas recogen el devenir de la humanidad, teniendo en cuenta que la Literatura, como arte brinda, un reflejo recreado de la realidad histórica, capaz de tocar fibras más sensibles del intelecto humano"(Basalto Ramírez, Documento Virtual).

 Al finalizar la extensa obra que recogió los textos discutidos en el seminario Lugares de Memoria, que organizó en función de la llegada del Bicentenario de la Revolución Francesa, el historiador Pierre Nora redactó un último ensayo al cual llamó La era de la conmemoración (1997:4.687-4.719). La expresión se aplica muy bien al ciclo conmemorativo de las independencias iberoamericanas incorporando a España y Portugal que ya empezó, en la vecina Venezuela, con las conmemoraciones del juramento del joven Simón Bolívar en Roma(1805) y el juramento de Francisco de Miranda en el Leander (1806), y que ¡finalmente!—clausurará en 2030.Esta es una colaboración al diálogo que empieza a desarrollarse en los ambientes académicos a propósito del reto historiográfico que representa el Bicentenario para nuestra generación. Preguntar por lo qué y cómo ha sido olvidado también es una forma de estudiarlos lugares de memoria.

Pareciera que la aceptación de la existencia de relatos nacionales en Iberoamérica no planteara mayores resistencias ni cuestionamientos. Lo que está en entre dicho entonces estaría planteado en la pregunta por el tipo de imaginación que ha regido la construcción de dichos relatos. Sin embargo, si la pregunta por la imaginación es necesario abordarla e intentar dilucidarla, consideramos necesaria una aproximación a la noción de relato, por cuanto es éste el objeto real cuya materialidad se concreta en el lenguaje y cuyo destino final está directamente filiado con la construcción de la identidad tanto individual como colectiva.

Construir el relato de la conformación de un grupo social, preservarlo, transformarlo,olvidarlo o recuperarlo, no son gestos superfluos sino que están cargados de serias implicancias para quienes los promueven y para la existencia misma de esa comunidad.

Antes de tratar de contestar a la pregunta que sugiere el título de estas reflexiones, me gustaria citar a Mabel Morana que dice en uno ensayo escrito para la Revista de Investigaciones literarias:"Hoy nadie duda de que el surgimiento de las naciones latinoamericanas fue, más allá de la peripecia épica y del juego de intereses que dominaron la escena política durante el largo lapso de destotalización colonial, un ejercicio de la imaginación." (Morana, 1995: 91)

El Romanticismo es el movimiento cultural e ideológico desarrollado inicialmente en Alemania y en Francia durante la primera mitad del siglo XIX, teniendo por fin recrear y vigorizar el neoclasicismo imperante en la cultura y el pensamiento filosófico e ideológico del siglo XVIII del mundo occidental, el cual paulatinamente se fortaleció hasta manifestarse en distintas tendencias culturales e ideológicas de las que sobresalieron, de manera especial, las de carácter nacionalista. A pesar de la abundante producción escrita sobre dicho movimiento, se continúa debatiendo en torno a sus posibles orígenes y precursores, así como sus múltiples interrelaciones no sólo con manifestaciones literarias y artísticas -temas sobre los que recaen la mayoría de tratamientos existentes- sino ante todo filosóficas, ideológicas e historiográficas. Por lo tanto, será de particular interés en el presente texto indagar por los presupuestos conceptuales y el proceso de configuración del Romanticismo, estableciendo alternativamente sus contribuciones al conocimiento histórico y la producción historiográfica "universal" de finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, que en dicha época pasaban por un proceso de reconfiguración   epistemológica   y   filosófica.

"Contamos historias porque, al fin y al cabo, las vidas humanas necesitan y merecen contarse. Esta observación adquiere toda su fuerza cuando evocamos la necesidad de salvar la historia de los vencidos y los perdedores. Toda la historia del sufrimiento clama venganza y pide narración."Paul Ricceur.Tiempo y narraciónLa historia convencional de las ideas políticas suele presentar la ciudadanía como el núcleo del legado igualitario de la revolución francesa. La nacionalidad, por el contrario, aparece poco menos que como un lastre culturalista introducido por los románticos alemanes en el programa racionalista de la Ilustración. La ciudadanía permitía la participación política directa en una sociedad recién liberada de las mediaciones del estamento, la casta, el gremio o el parentesco.

Prueba.

"Yo cumplo mi palabra. Ya he trazado correctas y triviales rimas, pensamientos de calma y de contento que en mi alma atribulada no se abrigan. Por daros gusto, amigo, y complaceros en seis mortales horas de fatiga, hice los versos que mi pobre musa avergonzada y tímida os envía." Acevedo,  A un amigo mandándole unos versos que me pidió. 1854:70Sí algo puede interesar en la obra de esta Granadina es la posibilidad que ella nos ofrece de entrever los vaivenes entre la vida pública y la vida privada de nuestros hombres y mujeres de los primeros años de la República.

El texto que presentamos a continuación, pretende mostrar el acercamiento - que también puede ser distanciamiento-, que puede existir entre elaboraciones textuales literarias e históricas, escritas sobre un mismo personaje y su acontecer histórico, en este caso, sobre Rafael Uribe Uribe, arquetipo del personaje Aureliano Buendía de la ficción novelesca garcíamarquiana. Nos referimos aquí a visiones o representaciones de un mismo ser histórico, construidas intencionalmente, algunas en estudios históricos, otras en la aplicación de ejercicios de poder y otra en un ejercicio de creación de ficción novelística.

"O mujeres! No os dejéis arretar por el brillo de esta aureola divina que jamás rodeará vuestra frente. Luciréis como un meteoro, y probablemente á costa de vuestra reputación. Los hombres miran como su patrimonio el templo de Minerva, y si entráis en él, os castigarán cruelmente esta usurpación. Os quieren ilustradas, pero no literatas. La mujer que se ocupa de Escribir libros deja presumir que descuida sus diarios, minuciosos y Sagrados deberes, y todos la censuran, con rigor, porque se dice que intentó salir de su esfera." Josefa Acevedo de Gómez, Ensayo sobre los deberes de los casados. 1852

"Fui pequeña de cuerpo y mal proporcionada; ojos sin expresión; frente blanca y espaciosa; boca desairada; pelo castaño y lacio; tez blanca y rosada; brazos cortos y bien hechos; cuello blanco y de graciosa forma; manos y pies pequeños pero feos; dientes blancos, grandes, desiguales y de mala calidad, pues a los treinta y tres años se habían caído casi todos; talle corto y grueso y en fin un todo que sin ser muy fea no llamaba la atención de nadie ni podía procurar a mis oídos las dulzuras de la galantería [...]" (León Gómez, 1910: "Autobiografía de doña Josefa Acevedo de Gómez").

La literatura y la historia, vieja pareja inseparable, contra viento y marea. Demás está decir que no las imagino como matrimonio:si jamás llegaran a legalizar el trato, rompería yo con la literatura, pues necesito creer en su independencia. Por lo cual pienso más bien en modelos como Laurel y Hardy, Sancho Panza y el Quijote, la liebre y la tortuga. Difícil saber a ciencia cierta quién es quién. Nelson Goodman advierte que si la ficción se aleja de los hechos, puede que a nivel metafórico lleve la razón, contra los datos comprobables.