núm. 19 (2004): julio-diciembre

Este texto es en su totalidad una reseña del libro The lever of richer del autor Joel Mokir. La tesis que se dilucida en las siguientes palabras corresponde al papel del cambio tecnológico como factor determinante tanto en la transformación económica de las sociedades, como en la trasformación social en la historia de las civilizaciones. Para ello se suscriben algunas teorías económicas que dan pie a una interesante discusión: cuáles son las hipótesis más valederas a la hora de pensar el crecimiento económico y, en este mismo sentido, qué respuestas nos pueden dar las economías descritas en la historia del pensamiento para así mismo generar todo un imaginario de las sociedades y sus formas económicas.  

Los tiempos actuales, gobernados por una falsa ciencia y por la tecnología, instauran una densa bruma sobre el futuro de los seres humanos y, principalmente, sobre los que pertenecemos a los países tercermundistas. Los modelos filosóficos (para el caso, los cartesianos) que fundamentan el orden mundial en el cual nos vemos inmersos, son, a todas luces, deshumanizantes, carentes de magia y de poesía. Bajo éste régimen, se establece la deuda ecológica, y con ello, el  mpobrecimiento de nuestros pueblos, de nuestra gente, de los sureños y, muy probablemente, el enriquecimiento de los del norte (las “Islas de privilegio”- Borrero Navia). Esto, indudablemente, terminará por afectar la ecología mundial. Ante tales perspectivas, cabe preguntar: ¿qué debemos hacer?, o mejor, ¿qué podemos aún hacer?  

A partir de una conceptualización general de diversidad y biodiversidad, el autor presenta una serie de resúmenes de investigaciones relacionadas con diversas maneras de abordar la diversidad. Presenta además, de forma reiterada, sus inquietudes sobre la dificultad de evaluar la diversidad biológica de los microorganismos, pues los mayores avances científicos de estos estudios se relacionan directamente con la determinación de la diversidad en especies macro.

En este ensayo hablaremos de dos problemas de conocimiento en los que estamos empeñados a enfrentar todos aquellos que consideramos la educación como objeto central primario en la búsqueda de nuevos valores y nuevos sentidos de patria. Estos problemas son, primero, el del sueño político de avanzar hacia una educación completa, intercultural negociada y enmarcada en el reconocimiento y aprehensión de los procesos complejos de la vida y, segundo, el abordaje conceptual de la gravedad de la crisis ecológica tal como se presenta en la actualidad, como destrucción de recursos no renovables y creación de residuos no reciclables, y que debe su aparición a un determinado tipo de cultura... íntimamente unida al sistema vigente de producción y consumo (J. Ballesteros y P. Adán. 1997).

La irrupción de nuevos conceptos en el ámbito del pensamiento, ora filosófico, ora político, ora histórico, nos obligan a dar abrigo, prestar atención o tener cuidado, con múltiples problemas y múltiples preguntas que recorren los pasadizos del presente. En el umbral de este acontecimiento se instala, coloca y ubica el habitar ecopoético. Advertimos que esta noción en construcción, de la que solo podemos decir puede ser un relato, una narración, una fábula, se halla en estado de penumbra ontológica. Esta opacidad del habitar ecopoético depende hoy de la brutal incapacidad de enunciación, pronunciación y nombramiento. Fraguando el porvenir, en acontecimiento extraño que aún no se presenta ante nosotros, el habitar ecopoético marca con dificultad su aparición para el pensamiento ambiental y advierte potencias insospechadas y derivas desconocidas, por un lado la traducción de nuestros devenires en la inmanencia de la tierra y por otro lado las posibilidades de nuestro habitar en filiación poética con lo desconocido.

El asunto del desarrollo sostenible puede ser visto desde múltiples ópticas que son a su vez apuestas geopolíticas y geoeconómicas. Las que aquí se describen refieren a la mirada histórica, a la mirada teórica y a la mirada gubernamental, fundamentalmente sobre la base de un pensamiento crítico desligado de hacer ver a tal desarrollo como la gran panacea del Siglo XXI. Las líneas que siguen pretenden leer al desarrollo sostenible desde Latinoamérica en un paralelo con las políticas de la Organización de Estados Americanos.

La agricultura sostenible es la principal fuente de subsistencia de los grupos indígenas en la amazonía. Los espacios o áreas de cultivo indígenas se denominan “chagras” y pueden tener cultivos transitorios y/o perennes con un periodo de producción que varía entre 0 y más de 10 años. El manejo de estas áreas esta a cargo de grupos familiares. La ubicación, tamaño y composición florística de la chagra varía según las características del suelo, el tipo de cultivo y el manejo agronómico que tiene cada grupo familiar.

Sin resumen