vol. 23 núm. 1 (2020): enero - diciembre

En Medellín, la calidad del aire se ve afectada principalmente debido a las fuentes contaminantes móviles, como el transporte de carga y de pasajeros, por otras que son fijas, como las industrias, y también por incendios forestales, de acuerdo con el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, autoridad ambiental. El problema se agrava por cuenta de la topografía de un valle estrecho, que dificulta la circulación del aire, por lo que se presentan contingencias, por lo menos, dos veces al año. El proyecto Promesa: Procedencia del material particulado y su efecto en la salud de los niños es una investigación interdisciplinar, financiada por Minciencias, liderada por el Grupo de Investigación en Salud Pública de la UPB, que tiene una duración de tres años y se ejecuta en Medellín y Bogotá, las ciudades con mayores niveles de contaminación del aire del país.

¿Recuerda cómo le enseñaban inglés cuando estaba en el colegio? ¿Las metodologías que utilizaban los docentes para hacerlo más cercano? Seguro incluían conversaciones entre compañeros donde se describían situaciones cotidianas como la apariencia personal, las prendas de vestir y los lugares que visitábamos… quizás usando libros con imágenes para reforzar el texto escrito y facilitar el aprendizaje. Si revisamos plataformas digitales para aprender idiomas como Duolingo, Open English o Babbel encontramos estrategias similares, a las que se suman: hacer clic en la palabra correcta o arrastrar y soltar para conformar una frase, lo que se traduce en recursos visuales que dejan en desventaja a las personas con deficiencia visual leve, moderada, grave o ceguera, según los clasifica la Organización Mundial de la Salud —OMS— por los rangos de agudeza visual.

La preocupación por conservar alimentos y, en lo posible, no perder nutrientes, ha estado presente entre los seres humanos desde la Antigüedad. Una de las fuentes más conocidas sobre el tema es el libro De re coquinaria, atribuido a Marco Gavio Apicio, gastrónomo romano del siglo I, quien vivió durante los reinados de los emperadores Augusto y Tiberio. Según este autor, los romanos, a pesar de no contar con los métodos actuales, crearon formas de prolongar la vida de los alimentos, como salar, envasar en vinagre o en aceite de oliva, ahumar o fermentar, entre otros. Llama la atención la forma de sumergir frutas y verduras en agua hirviendo durante unos minutos, colgarlas al aire en lugar fresco, para después envasarlas en un recipiente que se tapaba sellándolo con yeso o se cubría con pez negra, que es una sustancia pegajosa de ese color, usada como impermeabilizante. Con esa misma preocupación, el Grupo de Investigaciones Agroindustriales, Grain, de la Facultad de Ingeniería Agroindustrial de la Universidad Pontificia Bolivariana, seccional Medellín, desde 2003 trabaja en mejores estrategias para la conservación de alimentos. Con el apoyo del Sistema Nacional de Regalías, y en el marco de dos líneas de investigación, a saber, Innovación en procesos y productos agroindustriales, y Agronegocios y sostenibilidad, realizaron proyectos con frutas pequeñas como fresa, mora, uchuva y gulupa. Utilizaron la técnica de ventana refractiva, y obtuvieron tres productos: jugo líquido, jugo en polvo y láminas de pulpa. El proceso se consignó en una cartilla didáctica que se difundió en entidades como el Sena, la Corporación Universitaria Lasallista, y otras, por intermedio de la Gobernación de Antioquia.

Escobar Arriba es un corregimiento de la vereda La Negra, del municipio de Sampués, Sucre. Allí, la etnoeducadora Ledis Margoth Hernández Paternina lidera la experiencia La etnoeducación en un modelo propio, trenza la historia y la cultura zenú, que busca fortalecer la identidad cultural de la etnia a través de una metodología formativa propia. “La comunidad indígena tiene unas particularidades y procesos educativos que son diferentes a los que se orientan en otras instituciones, en nuestro caso específicamente abordamos tres procesos metodológicos, que son la exploración, la confrontación y la aplicación y construcción conceptuales, y por medio de estas últimas, estudiamos temáticas que hacen referencia a la educación artística y la cultura, para mantener viva en nuestros estudiantes la riqueza ancestral”, explica Hernández Paternina.

El aire sano Si en la Edad Media alguien le hubiera dicho a otro “créeme, soy como el aire que respiras”, quien hubiera escuchado la frase imaginaría un espacio blanco y puro, con un paisaje verde, peces en el río y pajaritos trinando en el nido. Ahora, si esta frase se hubiera dicho hoy en día, la imagen sería la de un monstruo o un delincuente peligroso. Y sí, los tiempos han cambiado como han variado las ciudades, los sonidos, la gente y el contenido del aire. El aire, del que tenemos conciencia cuando respiramos mal u olemos algo feo, es un compuesto de casi un 79 % de nitrógeno, un 20 % de oxígeno y el resto —algo así como un 2 %—, de dióxido de carbono, argón, neón, criptón, helio y vapor de agua. Esto, en estado limpio. ¿Y qué produjo el aire? Se dice que hace 2400 millones de años se produjo un fenómeno llamado la Gran Oxidación (otros lo llaman la revolución del oxígeno), y a partir de ahí se dio la evolución de la vida orgánica. Los árboles y las plantas necesitaron el aire, igual que protozoos, hongos, animales invertebrados y vertebrados, como reptiles, anfibios, aves, peces y mamíferos (entre ellos, nosotros).

En la convocatoria 804 del Programa Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación en Ciencias Humanas Sociales y Educación (CTEL), suscrita por Colciencias (hoy Minciencias) y la Gobernación de Antioquia en 2018, la Universidad Pontificia Bolivariana presentó el proyecto titulado Ecosistema de contenidos digitales para Apps en la región de Urabá, Antioquia. En la misma se solicitaban propuestas de investigación aplicada, con un componente de desarrollo tecnológico y empleo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación —TIC— para potenciar la Universidad Digital de Antioquia. Así mismo, el proyecto debía contar con un aliado en la industria de las TIC, la localización del estudio en una zona de Antioquia y trabajar en el marco de la Institución Universitaria Digital de Antioquia. Fue así como el Grupo de Investigación en Comunicación Urbana (GICU), el Grupo de Investigación y Desarrollo de Aplicaciones en Tecnologías de la Información y la Comunicación (Gidatic), y el Grupo de Investigación Educación en Ambientes Virtuales (EAV) elaboraron la propuesta, con la vinculación de Camaleón Multimedia, empresa de base tecnológica, y se eligió como ubicación geográfica esta subregión antioqueña, en los municipios de Apartadó, Necoclí y Carepa. De acuerdo con Óscar Eduardo Sánchez García, integrante del equipo investigador, “priorizamos los tres municipios teniendo en cuenta el nivel de desarrollo de cada uno. Apartadó es el núcleo de la subregión, Necoclí tiene mayor porcentaje rural y en Carepa teníamos profesores formados en las maestrías de la UPB”.

Quizá la sobredosis de desinformación, los mitos y las falsas realidades han sido causa para que enfermedades como las respiratorias y, en específico, la tuberculosis, continúen propagándose, y no precisamente por la falta de tratamiento o de medicamentos. Un equipo interdisciplinario e interinstitucional de investigadores de la salud, la comunicación social, el periodismo y las ingenierías se dio a la tarea de identificar las percepciones sobre la enfermedad y el programa de atención en tuberculosis que se tiene en distintos contextos, culturas y etnias de Colombia. El conocimiento y reconocimiento de los múltiples aspectos relacionados con la tuberculosis (también asociados a otras enfermedades de carácter respiratorio) tiene como propósito la elaboración posterior de materiales educativos, científicos, de información y comunicación que contribuyan al mejoramiento de los procedimientos relacionados con la prevención, atención, diagnóstico, tratamiento y curación de la enfermedad.

Un mouse pad de Spiderman es el objeto que más tiempo lleva en el escritorio de este profesor, investigador y coordinador del Observatorio de Comportamientos Culturales de la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá. Estuvo de visita en la UPB gracias al lanzamiento de la nueva Maestría en Industrias Creativas y Culturales. Universitas Científica dialogó con él.

La salud, un mundo hecho de ciencias

!Aguacates… aguacates..! Grita Jorge todos los días, mientras pedalea lentamente su bicicleta en el sector de Belén, en Medellín. Es probable que en su barrio haya personajes, que, como él, se ganan la vida vendiendo, puerta a puerta, una amplia variedad de frutas y verduras. Pero, ¿usted se ha preguntado por el recorrido que hizo esa fruta hasta llegar a su mesa?, ¿de qué municipio procede?, ¿qué vía recorrió el carro que la trajo hasta la ciudad?, ¿cuánta agua consumió ese cultivo?, y, por último, ¿cuántas manos la tocaron? En la Escuela de Ingeniería de la Universidad Pontificia Bolivariana, en Medellín, varios profesores se plantearon estas inquietudes y otras más, todas relacionadas con las formas de incrementar la productividad. Todo empezó a principios de la década del 2000, cuando un grupo de pequeños productores del Oriente antioqueño, con un gran olfato empresarial, buscó a la Facultad de Ingeniería Agroindustrial. Comenzaba a incrementarse el cultivo del fruto en la región y crecía también el interés por la fruta. La situación impactó también el currículo de manera tal, que, transcurridos unos años, los egresados tenían un mayor conocimiento, manejo y aprovechamiento del producto. La comunidad académica también se interesó por el tema, y esto lo reflejaron en diferentes líneas de investigación y proyectos como los que motivan este texto: Evaluación de las características fisicoquímicas y mecánicas del aguacate Hass durante el transporte y, también, en aquella titulada Mejorar la productividad del aguacate Hass mediante un prototipo de agricultura de precisión que permita el uso eficiente del recurso hídrico.

Encuentre en esta sección otras investigaciones y proyectos que se adelantan en la Universidad Pontificia Bolivariana por parte de los grupos y semilleros de investigación.

Apuntes para Investigadores

La cuarta revolución industrial, transformación digital o industria 4.0 es, si se quiere, ante todo, una revolución social, económica, educativa y tecnológica, en cuanto busca transformar, más que los objetos y las interconexiones entre estos, el modo de vida de las sociedades, si se me lo permite, posmodernas, en clave de una dicotomía epistemológica entre humanismo y poshumanismo o inteligencia artificial, y de esto da cuenta el hecho de cómo la humanidad ha logrado cambiar y transformarse en los últimos 20 años, tanto o más que en los 300 años precedentes, hasta el punto en que podemos asistir a un escenario en el que el 70 % de los empleos convencionales van a tender a desaparecer o a ser sustituidos por nuevas formas de la relación valor-trabajo. Vemos, también, un mundo interconectado que genera y consume grandes, variados y veloces volúmenes de información, pero ¿qué hacer con ella?

La migración figura como un tema crítico de la agenda internacional. De acuerdo con cifras recientes de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en la actualidad existen 258 millones de migrantes internacionales y 750 millones de migrantes internos en el mundo. Esto significa que, alrededor de uno de cada siete habitantes, y uno de cada cuatro miembros de la clase obrera del planeta es un migrante, sometido, en la mayoría de los casos, a condiciones de extrema vulnerabilidad, discriminación, precariedad laboral, exclusión social, persecución, e incluso desaparición o muerte. Independientemente de la importancia estratégica de ese fenómeno, los estudios sobre migración y las percepciones públicas que predominan acerca de la movilidad humana se encuentran plagados de mitos que encubren la realidad bajo un prisma unilateral, descontextualizado, reduccionista y sesgado. La reciente crisis de refugiados en Europa ha endurecido esta narrativa y exacerbado los problemas y desafíos que plantea la problemática migratoria en la actualidad.

La casa de Dora Ancely López Morales está ubicada en El Jordán, corregimiento del municipio de San Carlos, o de la costica dulce del Oriente de Antioquia, como se le conoce por sus ríos y quebradas. Es una vivienda pequeña que habita junto a su hijo y esposo. Su familia, como la mayoría de las familias sancarlitanas, se dedica al cultivo de la tierra y el cuidado de animales, entre ellos, los peces. En ese lugar, al final del corredor que conduce a su patio trasero, hay un reactor piloto que se agita constantemente. Las preguntas son: ¿qué es un reactor y qué hace ahí? El Centro de Estudios y de Investigación en Biotecnología –Cibiot– de la Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín, lo instaló allí en 2019 con el ánimo de cultivar Spirulina, un tipo de microalga que contiene alto porcentaje de proteína, para utilizarla como insumo del ‘pienso’ o concentrado con que se alimentan los peces cultivados en esa zona. La casa de Dora López, líder comunitaria, es sede de la primera planta para la producción de microalgas, con la que se espera reducir en un 30 % los costos del alimento. Esto significa el mejoramiento de los procesos y de la competitividad de los sancarlitanos en el sector piscícola.

La búsqueda de una recopilación de experiencias en periodismo escolar y el manejo de los medios en el aula, permitió identificar y reconocer el trabajo que se efectúa al interior de los colegios y escuelas de ciertas zonas del país. A hoy, algunas instituciones educativas en Colombia tienen experiencia en este campo, aunque no todas están documentadas y no se tiene claro quiénes las implementan. Lo cierto es que conciben el periodismo escolar en su dinámica pedagógica y algunos productos como programas radiales, trabajo de crónica, fotografía, periódicos, entre otras herramientas, como evidencia de que el medio constituye un instrumento de tejido social que permite ver el contexto, para este caso, de los estudiantes y su realidad, además de desarrollar competencias que podrán fortalecer su rol en el futuro.

Asesinatos como el de Sandra Rondón Pinto, ocurrido el 3 de mayo de 1987 en Barrancabermeja, conectado con el atentado, días anteriores, a líderes sindicales y de la Unión Patriótica, son evocados por un equipo de investigadores conformado por educadores, periodistas, diseñadores, filósofos y abogados, quienes por medio de la memoria del conflicto, han evidenciado, en este caso, cómo fue el inicio de los grupos paramilitares en el Magdalena Medio, especialmente en Barrancabermeja, sus alianzas y plan de operación; pero también hacen visible cómo se afecta el tejido social. La familia Rondón Pinto sufrió desplazamiento, amenazas y principalmente olvido; hasta la fecha no logra ser reconocida como sujeto de reparación. Pasaron 32 años y, aunque a finales de los años ochenta Barrancabermeja registró un alto número de casos de violencia debido al conflicto armado, nadie recuerda a Sandra Rondón Pinto, una niña de 14 años que cursaba séptimo de bachillerato… Ella es un número más.

Muchos de los productos que conocemos o consumimos a diario son elaborados gracias a seres vivos que no podemos ver fácilmente, pero que conviven entre nosotros: los microorganismos. Estos diminutos seres –como las bacterias, hongos o microalgas– nos permiten convertir una sustancia inicial en un producto terminado, a partir de un proceso que se conoce como biotransformación. Eso, en términos simples, es biotecnología. En nuestra cotidianidad, por ejemplo, encontramos distintos desarrollos biotecnológicos, como la producción de yogur, el tratamiento de aguas residuales, la elaboración de vinos, el control de plagas en los cultivos y la producción de vacunas, entre otros.

Apreciados lectores, En mi calidad de Vicerrector Académico de la Universidad, jamás pasó por mi cabeza escribir este texto en medio de la emergencia sanitaria que nos trae el 2020, cuando el 11 de marzo del presente año la Organización Mundial de la Salud nos sorprendió con la declaración de pandemia por el virus SARSCov- 2. Rápidamente todo cambió: en tan solo seis días el Gobierno Nacional declaró la emergencia sanitaria, y a partir del 16 del mismo mes, ante la instrucción de cerrar escuelas y colegios, las universidades de Medellín también cerramos nuestros campus.