En Colombia el servicio educativo se ofrece a partir de aspectos geográficos, que se dividen en zonas urbanas y rurales, orientado bajo la modalidad de aulas graduadas o aulas multigrado dependiendo de la población estudiantil. Ambas modalidades presentan retos educativos, pero, la deuda histórica del estado se hace más evidente en aulas multigrado, por la falta de educadores, capacitación constante, sobrepoblación de estudiantes de diferentes edades y grados en una sola aula de clase, entre otros.  En las aulas multigrado, el proceso educativo es complejo porque requiere habilidades del docente para planear, ejecutar y evaluar de manera pertinente los procesos de aprendizaje de los estudiantes. Lo anterior, exige conocimiento disciplinar para articular los procesos de enseñanza-aprendizaje, determinando las debilidades, oportunidades de mejora, fortalezas y amenazas en la praxis educativa. La evaluación formativa en este caso se convierte en una herramienta oportuna para valorar y hacer seguimiento al aprendizaje. En este sentido, la evaluación trata de brindar una solución coherente a las necesidades de aprendizaje del estudiante y a los problemas de formación en los contextos rurales de Colombia. Sin embargo, la evaluación en aulas multigrado está condicionada por aspectos sociales, culturales, económicos y políticos que influyen en la planeación, recursos, práctica pedagógica y calidad educativa.