Todo ejercicio filosófico o literario implica un proceso que va de la lectura a la escritura, que pasa por la reflexión y el diálogo y, que por lo tanto, convoca una serie de voces, de personajes que se manifiestan a través de conceptos y metáforas. En una revista como la nuestra, donde la academia se da el lujo de la confrontación de argumentos, encontramos que la frontera entre lo filosófico y lo literario está siendo visitada con frecuencia por otras disciplinas como es el caso de la historia y de la poesía. Frente al rigor de cada disciplina agregamos la fiesta del encuentro.